Por: Narces Alcocer Ayuso
En definitiva no me satisfizo el virtual resultado de las elecciones federales en Yucatán y el resto del país, razones me sobran y todos las sospechan, sin embargo resaltan el retroceso del ala progresista y la apatía de los moderados por participar en estos comicios. Nada me sorprendió de la situación en el Estado, amigos y familiares participaron activamente y a la antigua para –a favor- finiquitar la grosería de un grupo político que a base de las más lesivas prácticas electoreras buscó acaparar todas las voces de nuestra heterogénea sociedad en el Congreso de la Unión.
Debemos desligar ligeramente a la Sra. Ortega quien, sosa y en su calidad mediática, poca injerencia consciente lleva en los asuntos verdaderamente importantes del escenario yucateco; lo cierto es que todas esas personas que se prestaron a las faltas electorales no ven mayor trascendencia en el triunfo de uno o de otro candidato, les es indiferente que ofrezcan mayores presupuestos, especialmente a través de gestiones para el Estado cuando hace dos días se votó en la legislatura local para una participación abierta de la iniciativa privada en el sector público, ésta es la Ley de Proyectos de Prestación de Servicios (PPS) ¿acaso para ello un mayor presupuesto? seguramente esta tendencia neoliberal buscará acaparar fondos bajo la mesa, tráficos de influencia y demás situaciones que en su momento denunciaremos, salvo la a priori presente.
Desde la ascensión del partido tricolor a la gubernatura las “recomendaciones” habituales para una gestión aumentaron, pronto numerosos ciudadanos descubrieron que a corto plazo parecía ser la única forma de vivir cómodamente (del presupuesto público) sacrificando ideales por materiales; y seguramente algunos de esos ciudadanos se beneficiarán de incrementos en horas de trabajo o simple salarios, asignación de plazas, permutaciones “forzadas”, entre otros; igualmente los viciosos saraos juveniles continuarán en pos de adeptos con miras a las elecciones del próximo mes de mayo. Pero tan sólo con la nueva ley (PPS) habrá de mostrar la realidad del gobierno actual en Yucatán, no tiene caso explicarlo pues caerá por su propio peso y ya tendré la oportunidad de regodearme en su momento, bien sostuvo Elbert Hubbard al declarar que una de las ventajas de la democracia es que un político elegido a través de esta vía no puede ser más incompetente que quienes lo eligieron. Esperemos no enojar a la autodenominada “nueva mayoría”.
Una lección bien aprendida es que desde esta recóndita trinchera no aporto demasiado al progreso de una verdadera democracia, del voto razonado; mis anteriores opiniones escritas no fueron más que mi muy personal análisis al voto que el cinco de julio realicé; algunos detalles omití, fui censurado por quienes menos me lo esperaba, apoyado igualmente por individuos ajenos, acusado de parcial y otras veces de indeciso; espero no haber invitado al voto hacia cualquiera institución partidista, por el contrario deseo haber incitado al análisis de nuestros sufragios. Desde la cuna he permanecido en un clan duramente priísta y fue con los ojos de mis consanguíneos que descubrí a este partido como lo que es. Sin importarme la tradición familiar, renunciando a las oportunidades que he tenido de asirme por algún reducto hacia puestos, declaro fehaciente que contribuiría mejor a la lucha en el frente, no desde esta cómoda barraca; esperaremos a cumplir con ciertas prioridades para enlistarnos en el ejército que más lo amerite, no renuncio a estas letras que son mi vida y continuaré defendiendo al país y a Yucatán de la mafia paleo-política, la farsa verde y demás. Dejaremos la constancia en los temas políticos y regresaremos a la miscelánea habitual, aunque quizá haya un remanente de estas elecciones; por lo pronto disfrutaremos a lo lejos de la feria de San Fermín en Pamplona, preparando algo interesante mientras las aguas se calman. N.R.A.A. Mérida, Yucatán a 5 de julio de 2009.